From the Andean Information Network
El 27 de mayo es el Día de la Madre en Bolivia, en honor a las mujeres de Cochabamba que lucharon por la independencia del país. En muchos hogares del Trópico de Cochabamba y Senkata hay muy poco para celebrar. Sólo memorias tristes de niños y familiares de personas que fueron abaleadas por las fuerzas de seguridad.
El 15 de noviembre del 2019, centenares de productores de coca del Trópico de Cochabamba intentaron salir de Sacaba en una marcha pacífica para denunciar los malos tratos hacia las mujeres de pollera, respetar su voto y su rechazo a la presidenta interina Jeanine Añez. Las fuerzas de seguridad dispararon a la marcha con armas de fuego, matando nueve personas, esposos, hijos, padres, y hiriendo a más de cien.
Dos madres que perdieron a sus hijos en la masacre de Sacaba comparten sus sentimientos y sus demandas de justicia.
Juana Mérida y César Sipe Mérida
Yo soy Juana Mérida y soy de Sacaba, de Huayllani. Mi hijo se llamaba César Sipe Mérida. Él era el mayor de toditos, él nos ayudaba en el trabajo, a sus hermanitos también. Su papá está mal del corazón, entonces él nos ayudaba.
Él estaba en la universidad de Cochabamba, en San Simón, estudiaba mecánica automotriz. De repente nosotros nos hemos enfermado, primero su papá se ha enfermado y luego yo también me enfermé, estábamos caminando con doctores. Él congeló sus materias de la universidad para ayudarnos.
Tenía 18 años. Él era bueno. Para mí más que todo es-era mi apoyo porque siempre estaba a mi lado.
Él siempre me contaba sobre sus amigos, me decía cuando salía con sus amigos a compartir, siempre me avisaba, él me contaba las cosas de sus amigos y me decía: “Voy a ir a tomar”. Con permiso siempre iba.
Para venir al bloqueo ese día, yo no quería que fuese. “No vayas, hijo”, le dije (pero) me ha dicho, “No reniegues, mami, te vas a enfermar, no estás bien”, me ha dicho, “Voy a volver el domingo, sólo voy a ir tres días nomás…”
Tiene que haber justicia para todas estas familias que están sufriendo. Dentro de esos, mi hijo mayor, un hijo quien nos ayudaba, y nosotras como mamás no es fácil tener hijos, también sufrimos por el dolor. Manejamos con tanto sacrificio a nuestros hijos, y ellos están masacrando a nuestros compañeros como si fueran animales.
Qué ha hecho ese contacto con Estados Unidos. Donald Trump no es un presidente, no es un ser humano, debe ser detenido. Más que todo ese COVID. ¿Qué nos va a pasar? Va a ser totalmente terrible, todavía.
Ellos dicen que el presidente Evo es terrorista, narcotraficante. Ellos son los narcotraficantes, para ellos no hay ley. Esta presidente Áñez es un terrorista, es una narcotraficante; no hay justicia para ellos, ellos hacen lo que les da la gana.
Va a haber justicia, siempre. Si no es en esta vida, va a haber en la otra–lo van a pagar.
No se puede olvidar a un hijo querido que tanto apoya a su familia, que está a tu lado en cada momento, no se puede olvidar. Duele todavía.
El cumpleaños del César es el 3 de abril, hemos comprado pastel, le hice chuletas su comida favorita, la hemos pasado bien en familia, nosotros nomás.
Gregoria Siles Villarroel y Omar Calle Siles
Mi nombre es Gregoria Siles Villarroel. Soy de Central Ibuelo. Ahoritita toda mi familia vive en mi casa. Tengo cinco hijas, cuatro tienen sus esposos, y una hija es solita. Conmigo está viviendo en casa también.
Mi hijo se llamaba Omar Calle Siles. Tenía 26 años. El único varón era él, como papá aquí era, nos ayudaba en todo. Humilde, era deportista, flaquito pero sabía jugar. Aquí en mi casa estaban siempre todos mis hijos. A mi lado ha estado mi hijo. Muy alegre hemos pasado cuando estaba vivo el último año.
A él le gustaba la comidita: picante de pollo, le gustaba a él su presa de pechuga. Cuando ganaba en deportes, parrillada hacía él en la casa, nos hacía comer a todos aquí.
[llora] Me da pena que nos ha dejado. Que le quiero mucho a mi hijo. No puedo olvidar, cada día que pasa estoy pensando en él.
Yo no le decía “Omar”, yo le decía “Papito, hijito”, nunca le llamé por su nombre, siempre “papito”, siempre le decía. Bien querido era mi hijo.
Han pasado ahora seis meses ya. No hay nada de respuesta del gobierno, no nos dicen nada, nada.
No hay justicia para nosotros, para gente humilde y pobre no hay justicia, nada de respuesta, no hay nada, así nos han dejado, a un lado nos han puesto.
Aquí en la casa se portaba bien, como un padre siempre era para mis hijas. Ah, muy alegre era, muy alegre caminaba aquí, riéndose, jugándose con sus hermanas.
¿A quién no le va a doler hablar de su hijo? Porque él era mi único hijo y al perderlo, lloro siempre, cada día ahí lloro, lloro mucho, no puedo olvidar. Ahora mucho está hablando de nosotros. “Esa familia va a ser buscados, presos van a ir”, está diciendo la presidenta. No sé qué será, qué nos va a hacer, pues.
Angélica Calle Siles (Hermana): Aquí en la casa se siente vacío. Él era deportista, él andaba bailando por todo el patio, música full volumen ponía.
No era borracho, no eran borrachos, no– No era así. O sea, era una buena persona. Todos aquí en Ibuelo también le querían, gente mayor le decían que él era un ejemplo, era chistoso, no era prepotente, todos le querían. Que él no era ningún prepotente, o sea, normal. Sí, así era. Como somos puras mujeres, somos cinco, entonces, pucha, no, pues, cada uno le quiere– Le queríamos
Él estaba orgulloso de nosotras sus hermanas, nosotros también de él. Si alguien le dice algo – algo para eso estábamos puras mujeres, nos parábamos a defenderlo porque no tenemos más hermanos, ¿no? Lo defendíamos.
Mi mamita todo el tiempo llora, no hay consuelo; la casa se siente vacía. Y peor ahora que no hay justicia. Por lo menos estaríamos un poco tranquilas al saber que están en la cárcel estos asesinos o saber quién lo ha matado a mi hermano, ¿no? Porque a él un francotirador le ha debido disparar directo para que le llegue al corazón.
Agradecimientos: Agradecemos a Carolina Gálvez Morales, Lucien Chauvin y Luis Enrique Bossio por sus valiosos aportes.