Por la Red Andina de Información
La pandemia del Covid-19 está creando enormes turbulencias en Bolivia y el Perú, y los gobiernos de ambos países están respondiendo con una serie de políticas y programas, y empleando sus fuerzas de seguridad para hacer cumplir la cuarentena.
Los dos países han cerrado sus fronteras e impuesto estrictos regímenes de confinamiento para detener la transmisión del virus, al mismo tiempo que han diseñado masivos programas de asistencia incluyendo la distribución de canastas de víveres y transferencias directas, en una ardua batalla para evitar que desaparezcan los logros alcanzados en cuanto a reducción de la pobreza. El Fondo Monetario Internacional pronostica que la economía de Bolivia se contraerá en un 2.9 por ciento en 2020, mientras que en el Perú se anticipa una contracción del 4.5 por ciento. [1]
El 5 de mayo de 2020, el Perú registró 51,189 casos de coronavirus y 1,444 muertes, mientras Bolivia presentaba 1,802 casos y 86 fallecidos. El gobierno peruano estima que su respuesta al coronavirus costará aproximadamente US$ 26 mil millones, equivalente al 12 por ciento de su Producto Bruto Interno. Bolivia aún no ha dado a conocer una cifra a nivel nacional, pero ha desarrollado una estrategia de respuesta a nivel departamental [2] financiada en parte por un préstamo de US$ 320 millones del Fondo Monetario Internacional.
Ambos países anunciaron que a partir del 11 de mayo entrarían en vigor medidas que permitirían la reactivación de algunos sectores económicos, aunque se mantendrían vigentes severos regímenes de confinamiento para la mayoría de sus ciudadanos. En el caso del Perú, el proceso de cuatro etapas se extendería hasta el mes de agosto, mientras que Bolivia anunció una estrategia regional basada en la gravedad que presente la pandemia en cada departamento del país.
Un indicador que diferencia a Bolivia del Perú, y que es objeto de seguimiento a nivel doméstico e internacional, reside en la respuesta de ambos países al tema de la hoja de coca, la materia prima usada para elaborar cocaína. Bolivia y el Perú son productores históricos de la hoja, y la evidencia de este cultivo se extiende a lo largo de miles de años, siendo en la actualidad legales tanto su cultivo como su consumo en ambos países [3]. Tal no es el caso en Colombia, que es el mayor productor de hoja de coca a nivel mundial.
En un informe publicado el 7 de mayo, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), sostiene que la pandemia ha alterado tanto el cultivo como el tráfico de la coca. El informe cita una caída en los precios pero advierte que la recesión económica anticipada como consecuencia de los regímenes de confinamiento podría empujar a más agricultores a cultivar la hoja [4]. Desafortunadamente, el informe subestima la capacidad de los traficantes en el Perú y en Bolivia para lidiar la crisis. El informe tampoco toma en cuenta el impacto sobre el tráfico de drogas de las reservas de cocaína y pasta básica, así como la continuación de los vuelos del narcotráfico entre el Perú y Bolivia, y hacia países consumidores y de tránsito vecinos [5].
Aunque las agencias nacionales cuentan con sus propias estadísticas, para fines comparativos el Informe sobre Estrategia para el Control Internacional de Estupefacientes (INCSR) del gobierno estadounidense, correspondiente al año 2020 y publicado a inicios de marzo, señala que Bolivia tiene un área de 32,900 hectáreas cultivada con hoja de coca, mientras esta área en el Perú es de 52,100 hectáreas [6]. Las cifras del informe de la UNODC para el año 2019 identificaban 23,100 hectáreas bajo cultivo en Bolivia. En una decisión sin precedentes, la UNODC no publicó un informe correspondiente al Perú para el año 2019.
En años recientes, los dos países han mantenido enfoques diametralmente distintos, con la aplicación en Bolivia de un modelo innovador de control comunitario de la hoja coca [7] desde mediados de la década anterior, cuando el ex-Presidente Evo Morales fue elegido por primera vez. El Perú, de otro lado, ha mantenido durante largas décadas una política de erradicación forzada y criminalización de la hoja de coca.
El INCSR critica el enfoque seguido por Bolivia, mientras elogia el del Perú, pese a que sus propias cifras muestran que los cultivos de coca en Bolivia disminuyeron de 35,000 hectáreas en 2014 a 32,900 hectáreas en 2018, mientras que en el Perú el cultivo aumentó de 46,500 a 52,100 hectáreas en el mismo plazo.
Las políticas bolivianas cambiaron con la renuncia forzada de Morales en noviembre 2019, tras las controvertidas elecciones generales celebradas un mes antes. El gobierno interino encabezado por Jeanine Áñez ha reinstaurado políticas anteriores al gobierno de Morales que comparan a los agricultores cocaleros con traficantes y narcoterroristas. El gobierno peruano sigue dependiendo en gran medida de la erradicación y, a pesar de ciertos acercamientos hacia los agricultores, en 2019 expandió sus acciones de erradicación hacia dos nuevas áreas.
El gobierno boliviano parece considerar la crisis del coronavirus como una oportunidad para eliminar todo vestigio del modelo desarrollado por el gobierno de Morales para la hoja de coca, especialmente en la zona cocalera del Chapare en el departamento de Cochabamba, a pesar de que los agricultores respaldan activamente su continuación.
Desafortunadamente, con el nuevo gobierno los proyectos de desarrollo integrado en las dos zonas principales de producción cocalera se detuvieron intempestivamente, creando retos económicos aun mayores para las familias. Desde el inicio de la cuarentena, los agricultores no han podido vender hoja de coca en los mercados autorizados. El gobierno no está tratando de erradicar los cultivos, pero mantiene aisladas algunas zonas del Chapare, y el Ministro de Gobierno , Arturo Murillo, ha declarado públicamente que una campaña militar para eliminar la coca no sería una mala idea. Ya han habido estallidos en los cuales el gobierno sostiene que los agricultores cocaleros y sus gremios representativos están tratando de incitar a la violencia [8]. Los agricultores cocaleros dicen que ocurre exactamente lo contrario, y que el gobierno les está bloqueando el suministro de combustible, agravando más aun la economía local. El combustible que requieren las bombas para oxigenar los estanques de la industria de piscicultura (proyecto financiado por la Unión Europea y utilizado como modelo para iniciativas similares en el Perú) virtualmente ha desparecido. La falta de combustible también implica que los agricultores carecen de medios de transporte para distribuir alimentos a personas necesitadas, medida emprendida por los sindicatos locales tan pronto como empezó la crisis. Estas acciones de solidaridad se extendieron a otros departamentos del país.
Aunque está bajo control por el momento, también se viene incrementando la militarización de las políticas sobre drogas en Bolivia, lo cual es revelador sobre otros aspectos del gobierno supuestamente interino-violaciones a los derechos humanos, vigilancia electrónica, ataque dirigidos a los medios de comunicación– que constituyen un retroceso hacia los oscuros días del gobierno militar en Bolivia [9].
Perú no está erradicando la hoja de coca durante el estado de Emergencia, y continúa operando en algunas regiones la estatal Empresa Nacional de la Coca (ENACO), que adquiere hoja de coca para uso industrial [10]. El Estado también viene trabajando con grupos organizados, incluyendo aquellos que representan a agricultores cocaleros, para brindarles asistencia durante la cuarentena, aunque esta ayuda ha sido irregular y no ha llegado a todas las familias.
Las fuerzas de seguridad continúan realizando operativos antidrogas, incautando cocaína que ha sido abandonada y destruyendo laboratorios clandestinos de elaboración de drogas. El incremento del número de patrullas a lo largo de las carreteras y ríos para hacer cumplir el régimen de confinamiento también ha puesto un alto a la circulación de cocaína y de insumos necesarios para producirla.
El 30 de abril, la agencia antidrogas peruana DEVIDA dio a conocer un estudio realizado que muestra una caída sustancial de los precios de la hoja de coca durante ese mes en cuatro de los seis valles estudiados. Los precios bajaron más de un 50 por ciento en estos valles, comparados a los niveles del mes de enero. Los precios subieron sólo en dos valles: 2 por ciento en uno, y 7 por ciento en el otro [11].
El análisis del gobierno peruano no considera las variaciones en los precios de otros cultivos, principalmente de café y cacao. Estos precios también se han reducido y, en el caso del café, el valor es menor por kilo que el de la hoja de coca, aun considerando la enorme caída de los precios de la coca que empezó en el último trimestre de 2019 y que fue acentuado por la pandemia. Más aun: cuando se levanten las restricciones de la cuarentena, el precio de la hoja de coca se recuperará a un ritmo más acelerado que el de los cultivos alternativos, y será absorbido por el mercado. Los agricultores cocaleros que sí venden la hoja en el mercado ilícito en realidad ganan muy poco dinero, mientras que los traficantes de alto nivel se quedan con el pedazo más grande de la torta – especialmente quienes transportan el producto a través de la frontera.
Los cocaleros peruanos sostienen que la hoja de coca sigue siendo el “cultivo comercial” al que se dedican los agricultores para ganar lo suficiente para mantenerse. La hoja puede cultivarse hasta cuatro veces al año, requiere poco mantenimiento y crece bien entre otros cultivos.
Los agricultores de hoja de coca en diferentes valles en Bolivia y el Perú compartieron información de primera mano sobre cómo el coronavirus está afectando a la población local en sus zonas, cómo han respondido los gobiernos a nivel tanto local como nacional, y cómo la crisis ha impactado al cultivo de coca.
A continuación, comentarios editados de los agricultores cocaleros de las regiones del Chapare y los Yungas en Bolivia, y de las zonas del Valle del Alto Huallaga y del VRAEM (Valles de los Ríos Apurímac-Ene- Mantaro) en el Perú.
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Roxana Argandoña, Padrezama, Trópico de Cochabamba [12]
Argandoña es una ex-dirigente de la Federación de los Yungas en la zona del Chapare, departamento de Cochabamba, y ex-concejala municipal de Villa Tunari [13].
¿Cómo ha afectado a su localidad el Covid-19?
Argandoña: Todo está tranquilo aquí. Hemos estado coordinando con los militares y hasta el momento no tenemos ningún caso ni ninguna muerte. Los mercados abren todos los días hasta el mediodía, pero están totalmente cerrados los fines de semana. La gente va al mercado, pero de manera ordenada, respetando las regulaciones.
Los mercados para la coca, sin embargo, están cerrados y no hay venta. Eso nos afecta. También nos afecta la falta de combustible para el transporte.
¿Cómo ha afectado la emergencia del Covid-19 al cultivo, la venta y los precios de la coca?
Argandoña: Esto ha afectado completamente a los cocaleros. No nos podemos movilizar, y los mercados de hoja de coca están completamente cerrados. Toda actividad relacionada con la producción de coca está paralizada. Nadie está cosechando ni trayendo el producto al mercado. Las hojas seguirán cayéndose de los arbustos hasta que pase el coronavirus. El precio había caído a 25 bolivianos (US$ 3.60) la libra justo antes que empiece la cuarentena, pero ahora no hay precio. Nadie está vendiendo, nadie está comprando.
¿Se ha beneficiado usted o alguien que usted conoce del apoyo de emergencia que distribuye el gobierno?
Argandoña: Mi padre recibió una canasta de alimentos. Debimos habernos beneficiado del nuevo bono, pero no tenemos acceso a él porque los bancos están cerrados. Quienes estamos en áreas rurales estamos tranquilos porque podemos producir lo que comemos. Nos sentimos mal por las personas en la ciudad y nuestras federaciones y agricultores hemos estado entregando productos por solidaridad. Sin embargo, el gobierno ha estado tratando de encapsularnos, están multando a las personas que tratan de distribuir comida como una muestra de solidaridad. Es como si el gobierno quisiera que la gente se muera.
¿Cuál es su perspectiva sobre la actitud del gobierno hacia el Chapare?
Argandoña: Hemos sido pacíficos, estamos coordinando con el Ejército, pero el gobierno nos está provocando sin motivo. Ellos (la policía) han venido sin respetar ningún protocolo, sin preocuparse de la salud de las personas. Ellos deberían tomar precauciones, actuar como un ejemplo, pero en lugar de eso se aparecen como si nadie viviera aquí, como si fuéramos animales. No sé en qué está pensando la Presidenta.
Ellos actúan como si aquí vivieran sólo jóvenes. Hay personas que están enfermas, hay ancianos y niños, pero este gobierno no está respetando a nadie. Nos mete a todos en el mismo saco. En otras palabras, por las acciones de unos pocos pagamos todos. Creo que nos van a encapsular, bloquearnos del resto del país.
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Magdalena Condori, Inquisivi, Los Yungas, La Paz
Condori es la ex-directora ejecutiva de la Federación Regional Inquisivi de Mujeres, en la zona de los Yungas, en el departamento de La Paz.
¿Cómo está afectando el Covid-19 a su municipalidad?
Los Yungas han sido olvidados por el gobierno. Cada día veo en la televisión que el gobierno está entregando equipos e insumos, pero nada de eso nos llega a Los Yungas. Los hospitales han sido ignorados, no hay materiales, y si quiere ver a un doctor no hay citas porque no pueden recetar ningún medicamento sin materiales.
Ésa es la situación en Los Yungas. Hemos sido olvidados. Las afirmaciones del gobierno no son más que una campaña para los medios de comunicación.
Estoy enferma y nadie me ha hecho ninguna prueba. Vi al doctor, pero como no he ido a la ciudad, me dijo que debe ser el dengue. He estado tomando mis yerbas y medicinas naturales porque no hay nada más.
¿Están cumpliendo la cuarentena?
Ahora estamos respetando la cuarentena, pero ante éramos un poquito más flexibles porque la gente trabaja como jornaleros. Empezamos a acatar la cuarentena una semana después que la anunciaron (20 de marzo) porque la gente necesitaba un poquito de tiempo para adaptarse, pero ahora todo el mundo está consciente y nadie sale, nadie entra.
¿Qué piensa de las medidas tomadas por el gobierno para frenar el Covid- 19?
Para ellos no es más que drama. Cada día hablan de los equipos, materiales e insumos que están comprando y movilizando. Está bien, pero, ¿dónde están? ¿Por qué no han llegado al campo? Aquí no hay nada: ni insumos, ni medicinas, nada.
¿Se está beneficiando usted o uno de sus familiares de un subsidio del gobierno nacional? ¿Cómo evalúa la coordinación para entregar los bonos? ¿Hay problemas para cobrar los subsidios?
Mis hijos figuran como beneficiarios, pero los bancos por aquí están cerrados. Dicen que debemos cobrar nuestros bonos, pero no dice cómo hacer sin bancos. Parece pura palabrería.
¿Cómo ha afectado la emergencia los cultivos, las ventas y los precios de la coca? ¿Están paralizados los mercados de coca?
Todos los mercados están cerrados, pero hay corrupción y la gente vende clandestinamente. El precio de la coca ha bajado aquí. Por una arroba (30 libras) solíamos recibir 1,000 bolivianos (US$ 144), pero ahora la gente ni se molesta en vender porque el precio está en US$ 36. Nadie quiere comprar porque las hojas de coca se blanquean cuando las guardas, pierden su olor, entonces no hay compradores.
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Benigno López, Samugari, Palmpampa, Ayacucho, VRAEM
López es presidente de la Federación de Productores Agrarios de los Valles del Río Apurímac y Ene—FEPRAVRAE) que representa a agricultores en la región sur del VRAEM y que cultivan de todo, desde coca hasta kión.
¿Están llegando a sus pueblos los bonos y programas de asistencia del gobierno?
López: Los gobiernos municipales, que tienen sus oficinas de asistencia social, han estado distribuyendo canastas de alimentos. Algunas familias aquí han recibido bonos, pero la mayoría no ha recibido ningún dinero.
Es complicado. Las familias más pobres no se han beneficiado porque no figuran en las listas que utiliza el gobierno. Las federaciones como FEPRAVRAE han estado hablando con las municipalidades para que puedan dar dinero a quienes realmente lo necesitan.
El gobierno ha ofrecido un bono especial para las áreas rurales y estamos hablando con el gobierno, con el Congreso, para asegurarnos que los agricultores en el VRAEM lo reciban.
¿Cómo es la relación con los gobiernos locales?
López: Estamos trabajando con todos los alcaldes. Esta pandemia nos sorprendió a todos. Las autoridades locales, como el resto de nosotros, están respetando la cuarentena. Ellos están coordinando con nosotros, los comités de autodefensa y con la policía para asegurarse que nuestras familias estén seguras.
Lo que necesitamos con urgencia en el VRAEM es que el gobierno equipe adecuadamente los hospitales que se han construido aquí. El coronavirus no ha llegado, pero queremos estar listos si llega.
¿Qué piensa del gobierno regional?
López: El gobernador regional (en Ayacucho) no se ha enfocado en el VRAEM. Ahorita el interés está en garantizar que las personas que quieren retornar a la región puedan hacerlo, pero tienen que estar en cuarentena.
Hemos enviado un escrito con nuestros pedidos al gobierno regional porque el VRAEM es demasiado importante para que no figure en los planes.
Los agricultores del VRAEM cultivan diferentes productos. ¿Pueden ellos llevar sus productos al mercado?
López: Nuestros agricultores están muy preocupados. Algunos de los productos están saliendo, pero los precios no son buenos.
Las cooperativas no están comprando cacao ni café, y los comerciantes que normalmente compran productos no están llegando. Los pequeños mercados locales están comprando productos, pero la demanda está baja. Tenemos miembros que cultivan kión y otras especias y que están afectados.
Las autoridades tienen que prestar especial atención al VRAEM para que podamos sacar nuestra fruta y otros productos hacia los mercados nacionales. Si el gobierno no se involucra, nuestros agricultores de café y cacao estarán en grandes problemas.
¿Qué pasa con la coca?
López: ENACO está operando. Está comprando de los agricultores que tiene registrados. El precio que ENACO paga no ha cambiado desde que empezó la crisis. Ellos están pagando 100 Soles (US$ 29.40) por arroba (25 libras o 11.4 kilos) de hojas de buena calidad. El precio ha cambiado mucho en otros mercados de coca, y no hay ventas. La caída en el precio ha complicado aun más la situación económica.
DEVIDA, la agencia antidrogas, tiene el programa “De la chacra a la olla” y está trabajando para promover granjas de piscicultura. ¿Está involucrada su organización en esos programas?
López: Estamos trabajando con diferentes agencias estatales como Agro-Rural y Pro- VRAEM para participar en sus programas. Hemos participado en los mercados itinerantes en los distritos de Santa Rosa, Llochegua, Samugari y Canayre. Hemos podido vender nuestros productos como plátano y otras frutas, y podemos comprar a buenos precios los productos de la sierra como papas, etc.
También estamos trabajando en piscicultura. Hay producción de pacu en algunos distritos y podemos comprar truchas criadas en la sierra.
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Serafín Luján, Tingo María, Huánuco, Valle del Alto Huallaga
Luján, es Presidente de la Asociación de Agricultores y Productores de la Hoja de Coca del Alto Huallaga, Valle Monzón y Padre Abad-Alto, y ex-dirigente de la Confederación Nacional de Productores Agropecuarios de las Cuencas Cocaleras del Perú (CONPACCP)
¿Han llegado a su zona los programas del gobierno?
Luján:La gente que vive en las ciudades se ha estado beneficiando, pero los del campo, los que son más pobres, no han estado recibiendo el dinero prometido por el gobierno.
Las personas inscritas en Juntos (programa de transferencias condicionadas) y Pensión 65 (para adultos mayores) han estado recibiendo sus bonos. En Juntos tenían que cumplir criterios básicos, mandar a sus hijos al colegio, asegurarse que tenían chequeos médicos, y tener los útiles y uniformes escolares. El gobierno continúa con las transferencias, aunque no haya clases.
El gobierno ha anunciado un bono para las zonas rurales, pero aún no ha empezado a llegar.
La gente está muy preocupada. Esto ocurrió de un momento a otro para la mayoría y no estábamos preparados para la cuarentena. Incluso si necesitábamos trasladarnos, no hubiera sido posible. Los buses no están operando.
¿Hay personas cultivando coca?
Luján: La cosecha ha sido normal pero no hay ninguna venta en absoluto. El mercado está cerrado para la hoja de coca.
El precio de la coca en las ciudades se ha incrementado porque hay demanda, pero la coca ya no está llegando. El precio de un kilo de hoja de coca en la ciudad de Huánuco ha subido a 50 Soles, si la encuentras.
Pero en el campo el precio ha caído sustancialmente. No hay manera de trasladarla, así que nadie quiere pagar por ella.
Creo que es importante enfatizar que para nosotros la coca es simplemente una fuente de dinero rápido, es una manera de complementar nuestra economía familiar. Es un asunto de subsistencia. Vendemos hoja de coca para poder comprar los productos que necesitamos.
La situación sería diferente si tuviéramos una organización sólida como la que tienen en Bolivia. Estaríamos haciendo reuniones aquí para proponer al gobierno un modelo de control social como en Bolivia. Estamos teniendo avances, pero el coronavirus ha dejado todo en suspenso. Desafortunadamente, mientras más tiempo dure esta situación, más difícil será volver a organizarse.
¿Podría esta crisis llevar a más agricultores a cambiarse al cultivo de café y cacao?
Luján:Éste no es el primer golpe que hemos recibido en el Valle del Alto Huallaga. En los años 90, el ex-Presidente Alberto Fujimori (1990-2000) adoptó políticas que bloqueaban el acceso a insumos químicos. Eso fue un desastre para las personas que únicamente plantaban coca.
El precio cayó de US$ 55-60 por arroba (25 libras) a apenas unos cuantos dólares. Fue una crisis para muchas personas.
La hoja de coca perdió todo su valor y la gente reconoció que necesitaban tener una variedad de cultivos. Debido a esta experiencia, no hay agricultores en el Alto Huallaga que planten únicamente coca. La mayoría plantan varios cultivos distintos, incluyendo yuca, maíz, plátanos, arroz, frijoles. Eso ha ayudado en la situación actual. Si alguien planta únicamente coca, ahorita están en grandes problemas.
Contribuciones: Carolina Gálvez llevo a cabo las entrevistas en Bolivia.
Traducción: Luis Enrique Bossio
[1] https://www.imf.org/en/Publications/WEO/Issues/2020/04/14/weo-april-2020
[2] https://www.minsalud.gob.bo/component/jdownloads/send/28-boletin-informativo-2020/410-boletin- informativo-semana-1-del-lunes-20-al-domingo-26-de-abril
[3] http://ain-bolivia.org/2020/04/turning-over-a-new-leaf-regional-applicability-of-innovative-drug-crop-control- policy-in-the-andes/
[4] https://www.japantimes.co.jp/news/2020/05/07/world/crime-legal-world/coronavirus-drug-prices/#.XrQa- FNKhPM
[5] https://erbol.com.bo/seguridad/encuentran-avioneta-con-más-de-400-kilos-de-droga-en-hacienda-de-beni
[6] https://www.state.gov/2020-international-narcotics-control-strategy-report/
[7] Para conocer más, consulte el vínculo: https://www.stabilityjournal.org/articles/10.5334/sta.aw/
[8] https://www.paginasiete.bo/seguridad/2020/4/24/murillo-metamos-aviones-de-guerra-al-chapare- 253652.html
[9] https://www.washingtonpost.com/world/under-the-cover-of-coronavirus-governments-punish-enemies-and- reward-friends/2020/04/29/a232cfc0-83ee-11ea-81a3-9690c9881111_story.html
[10] https://www.fonafe.gob.pe/empresasdelacorporacion/dataempresarial/018/07
[11] https://www.devida.gob.pe/documents/20182/460659/MONITOREO+DE+PRECIOS+DE+HOJA+DE+COCA+Y+DERIVA DOS+COCA%C3%8DNICOS+EN+ZONAS+ESTRAT%C3%89GICAS+DE+INTERVENCI%C3%93N/5d62d46f-29e5-4588- 8d1e-a6863c2fd599
[12] También conocida como la región del Chapare.
[13] Para obtener más información, consulte el vínculo: http://ain-bolivia.org/2018/02/stand-up-for-your- rights/stand-up-for-your-rights-roxana-argandon%CC%83a-wpj/